Ignacio Ruiz
Apostilla a un poema de William Blake
Tigre, tigre: tu perfil es un horizonte solitario
y tu piel una sombra encerrada en el malva de la tarde.
El sol parece seguirte como un cuchillo a su presa
pero no, es la sombra de un ángel ebrio
en tus colmillos de fiero acento
y grave espanto.
Basta un rugido y una parvada
de aves migran en tu cuerpo de rayas verticales,
frutos dispersos a la sombra del día.
Tigre, tigre: ¿qué mano oscura osó tornar
de agua en fuego tus pupilas?
