Instituto Literario de Veracruz

Poemas

Poemas

Deslizamientos

 

1

 

No creo en nada,

ni en la lluvia ni en las casas al fondo de la colina.

El sol retira sus brazos del horizonte

y los pájaros quiebran las ramas de los abetos,

pero tampoco las aves creen:

¿son sus patas los pequeños dioses que propician el sol?

Las aves tienen plumas y vuelan,

pero sólo el hombre tiene piernas para caerse.

Los abetos son grandes,

tienen troncos firmes y buenas raíces,

pero sólo el hombre tiene piernas para caerse.

La lluvia limpia aldeas,

pudre árboles y moja aves,

pero sólo el hombre, insisto,

tiene piernas para caerse.

Colinas, soles y abetos crecen

con la lluvia, bajan por mi ventana,

o ven su reflejo en mi mano,

pero abetos, colinas y soles

no pueden evitar la caída del ave.

 

2

 

El hombre camina porque no tiene alas

y el ave vuela porque se deja llevar:

el pie mide la tierra

antes de precipitar su caída

y el ala golpea el vacío

después de ganar altura.

El pie se demora porque golpea árboles

o recoge polvo del camino.

El ala, en cambio,

hunde sus plumas en el viento

pero siempre forma una curva

exacta. Si el pie cruza un vado,

la caída es inevitable; si el ala

atraviesa una corriente,

su trayectoria es como una moneda

que toma vuelo y cae justo

en el centro del cielo.

 

(El pájaro sabe de simas

y el hombre de ausencias.)

 

Autorretrato de ColeridgeZona costera

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