Instituto Literario de Veracruz

Poemas

Poemas

Utopías

El paraíso terrenal, el jardín del Edén

—para Adán, la vasta tierra entera:

¿no era mejor un sitio sin el árbol

de la ciencia del bien y del mal

y montañas, y más de cuatro ríos?—

es cosa, se sabe, de sueños y de ensueños,

materia de esas tierras fantásticas y exóticas,

creadas por hombres que imaginaron

mundos mejores que éste en que vivimos,

sólo islas a veces, pequeños estados ideales,

perfectos, armoniosos, pacíficos y gratos,

con jerarquías férreas y mucha disciplina,

o donde todos los hombres eran iguales

en comunidades, gremios, falansterios

y en idílicos y hermosos jardines naturales

o ciudades simétricas, higiénicas y bellas,

del remoto pasado o el lejano futuro

en fulgentes Atlántidas o urbes futuristas,

nebulosas comarcas y fantásticos edenes

de habitantes con perfecta salud y larga vida

entregados a dulces y espirituales usos,

o a los mismos oficios de siempre, sin sudor

y sin lágrimas, con orden y justicia, o sólo orden;

amables tiranías, o comunas anárquicas y laxas.

Ácratas mansos, soñadores exactos,

Utóposes ilusos todos ellos: Platón,

Moro, Bacon, Campanella, Fourier

y Owen, Huxley, Orwell y todo el resto,

con sus barcos de papel y castillos en el aire,

sus pesadillas, visiones o leyes ideales;

y también los que buscaron y lucharon

por el Edén perdido en la dura tierra

que pisaban, para hacerla buena y suave

y pródiga, y que pusiera deliciosos frutos

en sus bocas, y donde en brazos del amor

olvidarían el mundo, el tiempo y el espacio.

Confucio reinterpretado

Cancion del señor en el campo

Compartir

Sobre el autor