Instituto Literario de Veracruz

Mario Luzi: La poesía nos salvara de lo inhumano

Mario Luzi: La poesía nos salvara de lo inhumano

Entrevista de Roberto Carnero

A los ochenta y nueve años de edad, Mario Luzi es probablemente el poeta italiano vivo más importante. Florentino de nacimiento, a partir de su adición, entre los años treinta y cuarenta, a la escuela hermética, Luzi ha dibujado, en el siglo XX, un itinerario poético que se cuenta entre los más originales, sin renunciar a la confrontación con temas comprometidos en el plan existencial o en la esfera civil.

La fe católica no lo priva de tensiones, y ésta se vuelve en su trabajo resguardo interrogante del poeta sobre sí mismo, sobre la realidad, sobre la historia.

Me gustaría partir del componente civil de su poesía, cada vez más marcado en las últimas décadas. Un texto suyo de los años setentas, en el clima de los escándalos políticos y el terrorismo, se tituló Muere Ignominiosamente la República.

¿Hoy cómo ve nuestra república?

«La agonía continúa, pero no sólo en Italia. La situación italiana es simbólica de una crisis de la sociedad, de la habilidad de gobernarse a sí misma a través de las herramientas de la política. La poesía que ha citado era una propuesta dramática de discusión del sistema entero de poder. Desde entonces, aquel sistema no se ha modificado. Se ha sacudido a ratos ha dado la impresión de renovarse, pero en realidad ha cambiado bien poco. Los valores con los que eso se informa son falsos y sacrifican una buena parte del hombre y de su naturaleza.»

¿A qué cosa se refiere?

«Yo me refiero al único criterio que realmente cuenta: el económico. En estas décadas he atestiguado, con una continua ansiedad, una afirmación siempre más exclusiva de si mismo».

En la poesía citada comparaba una urgencia de denuncia parecida a la que encontramos en los últimos escritos de Pasolini. ¿Cuál es, a su parecer, la realidad del mensaje de Pasolini?

«Pasolini estaba en la primera línea de la crítica a la sociedad de consumo. Con él tuve pocas relaciones, además de no ser siempre consensuales, pero hubo una atención mutua muy grande. Percibió con claridad el problema de fondo: el hecho de que el hombre había abandonado su más autentica razón de ser, que él sintió y fue a buscar en el mundo rural. Pienso que Pasolini era una figura simbólica de nuestro tiempo y que ha subrayado de forma brillante sus errores y contradicciones. »

Al lado de la dimensión civil en su poesía se encuentra la cristiana. ¿Cómo ha actuado la fe en la inspiración poética?

«El fundamento cristiano, para mí, es algo dado, no es una adquisición. Se la debo a mi madre con la que tuve una muy intensa relación. Es un sentimiento fundamental que se convierte en algo tan natural al punto que ya no me doy cuenta. Ciertamente ha habido las dudas, las crisis, los momentos de alejamiento, pero después la fe se ve ratificada, también a través del estudio. A la «fe-sentimiento» se ha afianzado una «fe-conocimiento». Para esto he sido firme en la lectura de los Padres de la Iglesia. Me parece que existe allí no sólo el alimento de la Cristiandad, sino realmente el de la reflexión humana.»

Otro aspecto de su trabajo es la atención a la historia. Viendo en perspectiva las circunstancias del último siglo, ¿le parece que la humanidad ha mejorado o empeorado su propia condición?

«He aquí toda la contradicción, la división que confirma la improbabilidad del sistema en el que estamos. ¿Me explico? De un lado somos progresistas, por lo menos en el plano cultural. Ciertos reclamos, importante para un ideal de las normas de vida, han sido satisfechos: pienso a algunas afirmaciones de principio como las varias cartas de los derechos del hombre, de la mujer, del niño, o también las bases ideológicas en las que los organismos internacionales se mueven. Se intenta, sin embargo, estos principios casi siempre sólo son afirmados no actuados. En la realidad el mundo se precipita continuamente en conflictos, guerras, genocidios. El último siglo nos ha permitido conocer cosas horrendas, monstruosas, en total desprecio de la dignidad humana. ¿Hoy cuántas situaciones tan dramáticas y absurdas se viven en el mundo? De África hasta América, y hasta el Medio Oriente. No se puede estar de alguna manera satisfecho con un discurso sólo teórico.»

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