Instituto Literario de Veracruz

Entrevista a Hans Magnus Enzensberger

Entrevista a Hans Magnus Enzensberger

Piergiorgio Odifreddi

 

Hans Magnus Enzensberger es desde hace algunos años universalmente conocido por dos razones. Porque en la película Caro Diario de Nanni Moretti es el ídolo de un intelectual que nunca ha encendido la televisión y después, porque un libro suyo de matemáticas para niños, El diablo de los números, se convirtió en un bestseller para adultos.

En Alemania, en cambio, Enzensberger es conocido desde hace más de cuarenta años como poeta, filósofo, ensayista, periodista, enviado especial, traductor políglota, analista social y crítico literario, militante político, además de por sus obras literarias El Breve Verano de la Anarquía y el poema El Hundimiento Del Titanic.

Su último libro, Los Elixires De La Ciencia, recoge una serie de poemas y ensayos sobre temas que cubren al arco entero de las disciplinas científicas (matemáticas, física, biología, medicina, ciencias humanas y sociales). Para escuchar sus opiniones, a menudo provocativas, sobre estos temas hemos ido a entrevistarlo en su estudio en Mónaco.

Su interés por la ciencia es inusual para un escritor.   

Ya tiene cuarenta años que me ocupo de ello. Como un diletante, naturalmente, porque nunca he hecho estudios a profundidad. Pero pertenece a mi cultura: no sólo por deber cívico, sino por placer, fascinación, atracción. Y a menudo tengo la impresión de que los mejores cerebros no están tanto entre mis colegas escritores, sino entre los científicos que me encuentro.

Y eso ¿qué efecto le causa?   

Insinúa acaso que ustedes son mejores que nosotros. Es un juego arriesgado que sin embargo me gusta. De la misma manera que me gustan los poetas que son (quizás) mejores que yo, porque esto permite surgir la rivalidad y el desafío: uno se cree un maestro, y entonces descubre ser un mejor un idiota comparado con otros mejores que uno.

¿No hay también un riesgo literario para un escritor que ama la ciencia?   

Naturalmente, porque la literatura moderna no tiene las herramientas estilísticas o lingüísticas para tratar ciertas materias. Le BellesLettres  se reducen a los sentimientos, el corazón, el amor, la naturaleza… ¡Pero a una naturaleza que no corresponde a aquella de la ciencia!

En su libro habla del anacronismo del humanismo.   

Sí, porque en otros tiempos las relaciones entre la literatura y ciencias eran diferentes. Entre escritores como Lucrezio y científicos como Galileo no había una separación: fue especialización quien la creo.

Calvino dijo que Galileo es el más grande prosista italiano. ¿Quién sería el alemán análogo?   

Yo le diría que Alejandro Von Humboldt. Acabo de curar una edición en tres grandes volúmenes de su trabajo que ya no estaba disponible a pesar de su valor: todos hablan de él, pero nadie lo lee. Tal vez ha sido el último hombre universal alemán: explorador, pensador, escritor, políglota… escribió algo así como veinte mil cartas y casi creo una versión postal de la Internet.

¿Y cuales serían los Diálogos de Von Humboldt?   

El Cosmos, un esfuerzo ambicioso de la descripción total del mundo natural, basado en el trabajo de una muchedumbre de colaboradores franceses, inglés, americanos, mexicanos…

¿Qué piensa, en cambio, de las dotes literarias del gran matemático alemán Leonhard Euler? ¿Particularmente, de sus Cartas A Una Princesa Alemana?   

¡Las he leído! Ellas pertenecen a un tradición subcutánea de divulgación científica, en la estela de las Conversaciones acerca la pluralidad de los mundos de Fontenelle. Pero ya el título, con la referencia a la princesa, traiciona una actitud aristocrática.

¿No era normal en ese tiempo?, También Monadología de Leibniz fue escrita para un príncipe.   

Es verdad. Sin embargo el libro de Euler, también es muy claro que no tiene la pretensión de ser un trabajo literario. Pero el esfuerzo divulgativo es laudable, y va en la dirección correcta. Por qué parte de la responsabilidad por la separación de las dos culturas está en la dificultad técnica de las materias científicas, y no sólo en la ociosidad intelectual de los humanistas.

¿Cuál es la situación de la divulgación científica en Alemania?   

Aproximadamente hace veinte años era pésima. Los anglosajones han sido los pioneros de un esfuerzo de traducción de una cultura a la otra. Ahora, en la estela del éxito de la divulgación inglesa, nació también una alemana.

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