Lawrence Norfolk
Traducción de Erika Lendechy Merino.
Cada iglesia necesita un altar y cada altar necesita un santo muerto. La carencia de éstos últimos en los albores del siglo XVIII, primero provocó la práctica reiterada de cortar los cadáveres beatificados y distribuir sus partes y pedazos entre las iglesias aún no dotadas de reliquias. El pobre y piadoso cuerpo tibio de Santa Isabel fue despojado de cabello, uñas y pezones por entusiastas cazadores de reliquias en 1231.También le ocurrió lo mismo a San Jaime: con un brazo en Liege, el otro en Alsasia, una mano en Reading, parte de su pecho en Pistoia, un diente en Bremen y el resto del cuerpo en Santiago de Compostela. La Familia Sagrada corporalmente ascendió al cielo durante sus muertes, lo cual no dotó a la iglesia de reliquias, con excepción de aquellos restos dejados en vida. Nueve iglesias diferentes demandan el prepucio del pene de Cristo, sesenta y nueve piden frascos de leche extraídos de los pechos de la Virgen María. Un mechón de su cabello ha dejado una aislada y altamente cambiante existencia desde el corte primario de cabello a finales del primer siglo antes de Cristo.
El término teológico para tales desplazamientos es «translación», el cual deriva de uno de los verbos latinos más irregulares «fero, ferre, tuli, latum», el cual significa «soportar» o «llevar». El antiguo término griego para referirse al desmembramiento, el cual necesariamente precede una múltiple «translación» es «sparagmos», que es lo que los medanos de Tracia hicieron con Orfeo. Es decir, lo despedazaron. Su cabeza terminó en el Río Hebreo, donde siguió su camino, según se canta en los relatos, a una eventual tierra a la vista y entierro en Lesbos.
Posteriormente translación se ha utilizado para referirse a los libros (también es sparagmos, aunque ahora se le llame «editar»). Por supuesto, los cortes y distribución de santos vagamente se aproximan a los tipos de operaciones practicadas a los libros. El que un mechón de cabello de la cabeza de la Virgen María pueda ser tan eficaz como todo el cuerpo, el que un santo pueda ser infinitamente subdividido y cada parte retenga el poder del todo (para curar, salvar o ahuyentar la mala suerte) finalmente depende de la doctrina de gracia, la cual requiere a la vez un considerable acto de fe.
Estos son los mismos fundamentos doctrinales que apoyaron la venta de indulgencias: tales fundamentos tan inestables no inspiran mucha confianza, aunque las demandas de fe aún sigan funcionando. Para obtener el aclamado efecto benéfico del mechón de cabello de la Virgen María se advierte que éste no sólo representa todo el cuerpo y que todo el cuerpo contiene la gracia virtuosamente ganada de la Virgen María, sino también (la doctrina de gracia es absoluta), que estas sucesivas representaciones deben ser perfectas: el significado del cabello es la Virgen y todo lo que ella significa está presente en su mechón. Sinécdoque y vindicación.
Carlomagno lo creyó y… (Seguir leyendo)